Por: Dr. Brigido Montas Montas

El diagnóstico del cáncer de próstata, en un hombre que no se hacia su chequeo preventivo, es una situación inesperada e indeseada, que afecta al paciente en lo emocional, social, económico, laboral, cultural, con repercusión inevitable sobre su vida personal y familiar.

El enfermo puede experimentar diversos sentimientos, rabia, tristeza, miedo, confusión, desesperación, inseguridad y culpa por haber descuidado su salud. Tiene la sensación de no haber vivido lo suficiente y que aun tiene muchas cosas que hacer.

Algunos se ponen agresivo y se deprimen y arrogante, lo que induce la negación de la enfermedad y resistencia al tratamiento. La relación médico_paciente es determinante en la evolución favorable de esta neoplasia.

El urologo escucha y obtiene confianza del paciente, cuando descubre esa realidad temida y dolorosa. Se establece entre nosotros un flujo de emociones, las cuales determinarán la curación o el fracaso del tratamiento.

Una vez establecido el diagnóstico, es necesario comunicarselo al paciente y decirle que busque una segunda opinión con otro urologo. Los tumores maligno suelen ser inesperado, impactantes e incalculables sus consecuencias en la vida de una persona que en un momento tuvieron excelente salud y felicidad.